El día que arrancamos

Esa noche la pase en el garaje, junto con la Alemana, Mañana era el día, había pasado unos días en la ventana de Javier, despertando con los pájaros, durmiendo con los gatos, volando con los cerdos, saludando a los paisanos, fueron momentos tranquilos, de coger fuerzas para el viaje, el cual me apetecía mucho, sabia que no seria sencillo.

Recuerdo el día que podaron el árbol que hay en el pilón, un poco más abajo de lo que fue mi ventana. Fue uno de esos días en los que veo como los humanos no veis, lo dejan así todos los años, como un muñón, las ramas cortadas acabaran en un vertedero, y él tendrá que volver a hacer el esfuerzo de regenerarse, todos los años la misma operación y ahí sigue ofreciendo sombra en verano hasta que un año se canse y os quedéis sin sombra, menos mal que no somos como vosotros y no nos cansamos rápido, quizá algún día nos cansaremos.

Ahí estaba la ultima noche antes de la aventura descansando junto a la Alemana,  Javier dormía en su habitación, consiguió dormir, aunque se acostó tarde preparando todo a ultima hora.

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Pasamos la noche, la Alemana cargada hasta los topes, Javier durmiendo sin probar la bici tan cargada, y yo expectante al lado de la bici, que seria mi medio de transporte y hogar durante unos días, por la mañana me convertiría en el primer árbol en peregrinar a Santiago encima de una bicicleta.

Así comenzamos nuestra aventura, acompañados de esos pájaros con los que había compartido amaneceres y atardeceres, ahora tocaba empezar nuestra aventura, mientras me despedía de ellos, los nervios nos inundaban, Javier se tenia que hacer con una bicicleta que nunca había manejado con tanto peso, y yo iba a experimentar lo que pocos o ningún árbol había experimentado, la velocidad, esta vez la caricias con el viento serian distintas, estoy en movimiento y estoy flipando…

Aquí podeís ver como un árbol empieza un viaje de mucho kms por recorrer

 

 

 

 

2 Comments

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  1. Sigue la aventura Javier, una bella aventura. Saber cuanto pasó en el Gran Camino es algo que a todos nos llama. Así que si la historia comienza encendere la chimenea para ponerme cómoda y atentamente escuchar.
    Gracias Javier y Tejo.

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